lunes, 24 de octubre de 2016

Aparejador en un almacen de materiales.

Tras mucho tiempo preparando esta entrada, parte por la necesidad de conocer mi puesto, y parte por el especial cariño que le he puesto a este post, puedo escribir y publicar sobre el tema.

Precisamente esta semana cumplía dos años en el almacén, y se agolpan los recuerdos, y los momentos en la cabeza, que cuando empece resolvía a duras penas, y que se han convertido en el "coser y cantar" de cada día. Sin duda hay que subir el listón de las metas, para que los días mantengan la emoción.


Quizá no sea el puesto soñado por los alumnos que cursan el grado de arquitectura técnica, sin embargo es un complemento perfecto para conocer y familiarizarse con la infinidad de productos que existen en el ámbito de la construcción.


Permite tratar directamente con proveedores de, prácticamente, todas las marcas comerciales presentes en el mercado, los cuales están encantados de solucionarte dudas y presentarte nuevos productos, manteniendo al almacén a la cabeza de la innovación.


De la misma manera permite tratar con los clientes desde varios puntos de vista, principalmente como asesoramiento técnico, desde el puesto cara a publico del almacén y a través de visitas a pie obra, presentando productos y asesorando con pequeños, y no tan pequeños, problemillas. También haciéndote participe de la obra desde el puesto del albañil, contándote hazañas, historias y pequeños trucos de perro viejo.

Tras el tiempo pasado en el almacén no solo recomiendo la experiencia, sino que creo en la necesidad de pasar por ella antes de presentarse en obra. Ayuda a asentar conceptos y conocimientos, y a hacer tangibles ideas que de otra manera quedarían perdidas en el tiempo.


No solo el empleado se ve beneficiado. En este caso no son pocas las consultas técnicas que resuelvo día a día, tanto a clientes profesionales, como a particulares mas o menos manitas, que se atreven con la chapuza en casa. Es el almacén el que gana un servicio valioso a toda vista. 


En definitiva las tareas principales de un aparejador bien aprovechado en un almacén de materiales son: 

-Estar al tanto de los productos más innovadores, conociendo características técnicas y presentaciones, para ser capaz de recomendar la solución mas práctica a cada tipo de problema.

-Asesoramiento técnico a clientes, ya sean profesionales como particulares, tanto a pie de obra como desde el almacén.

-Valoraciones de nuevos productos, para el mercado de la zona, suponiendo la posible implantación o no en función de las necesidades existentes.

-Control de consumos de las distintas obras, es decir, ser capaz de estocar suficiente para, según los materiales consumidos, estimar las siguientes partidas, para que nunca quede una obra parada.

-Mediciones de obra para promotores menos experimentados, o para partidas de cierta complejidad, en las que se prefiera añadir un par de ojos mas a la dirección facultativa.

-Por ultimo, funciones generales de almacén, como compras, ventas, atención al publico,o gestión de stocks.

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